viernes, 18 de agosto de 2017

A VUELTAS CON DOCUMENTA 14

A VUELTAS CON DOCUMENTA 14
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Estos son los artistas españoles participantes en la Documenta de Kassel, bien en las sedes de Kassel y Atenas, o en ambas, como sucede con muchos artistas que muestran su obra, o "su cuerpo", en esta edición.
Daniel G. Andújar (Almoradí, Alicante, 1966)
Pedro G. Romero (Aracena, Huelva, 1964)
Niño de Elche (Elche, Alicante, 1985)
Israel Galván (Sevilla, 1973)
Mattin Artiach (Getxo, Bilbao, 1977)
Roger Bernat (Barcelona, 1969)
Es muy probable que si yo tuviera que organizar una muestra colectiva con estos artistas, y siguiendo las consignas estético/ideológicas del comisario de la Documenta 14, el polaco Adam Szymczyk, el fracaso estaría más que asegurado. Seguramente ocurriría lo contrario si contempláramos la obra individual de cada uno de ellos, todos excelentes profesionales de sus respectivas disciplinas. Y aquí, en esta fractura que perfectamente ejemplifican los artistas españoles, es donde radica el "fracaso" (falso fracaso) de la edición actual, que únicamente puede ser habilitado e interpretado como tal si lo contemplamos como un rostro más del "triunfo" (falso triunfo). 
Uno de los subcomisarios del evento, el filósofo español y activista transfeminista, Paul B. Preciado, en un artículo que se publicó en el suplemento Babelia del pasado 8 de Abril, dice, citando a Lyotard, que "incluso el sol está envejeciendo". Lo decía, ciertamente, como crítica a la pasividad y sumisión de las ¿democracias? occidentales, pero también se puede entender (yo quiero "entenderlo así") como un meláncolico lamento con respecto a la capacidad del arte para parar o desactivar según qué situaciones. De alguna manera Documenta 14 es más una noble tentativa socio política (y aquí hay que hablar de éxito considerable e inteligente), que una determinada realidad estética de fácil legibilidad (y aquí entonces hay que hablar de un meláncolico fracaso como el sol que envejece). Ahora bien, es en esta fractura, en este inquietante hemistiquio entre dos versos, donde se materializa lo mejor (que también es lo peor) de esta edición repartida entre Alemania y Grecia. Pero también donde se formaliza lo más entrañable, y lo más correoso, y lo más "incomprensible", y lo más inquietante, y lo más absurdo, y lo más rico, y lo más inútil, y lo más noble, y lo más alto, y lo más productivo, y lo más estéril, y lo más "pues no lo entiendo", y lo más "ah, qué admirable...", y lo más "éticamente hermoso", y lo más, y lo más... Por supuesto, hay muchísimos artistas muy poco conocidos de múltiples periferias geográficas y que seguirán siendo en el futuro igual de desconocidos. Supongo que esto es un "triunfo" del comisario, si no artístico al menos ecológico.
Echadas todas las cuentas que queramos es una Documenta (creo que hay escribirlo siempre con minúscula, pero bueno...) "holderliana": el sueño romántico y griego de Alemania. Es decir: un evento noblemente culto, de altas miras, de cierta grandeza moral y espiritual, y que por asumir asume hasta el cansancio y aburrimiento de seguir viendo "arte", como si fuera el/la amante bandido/a que no abandonamos por miedo a estar peor de lo que estamos. Afirmaba Adam Szymczyk que "fracasaremos, pero lo habremos intentado". Bellas y muy humanas palabras. Parece que está hablando con la Diotima de Holderlin, o con Lord Byron que muere luchando por la liberación de Grecia, pero quizá, inconscientemente, se refiere a los muchos "fracasos" que existen en la triste historia de su país, Polonia.
Volvamos, para finalizar, al texto citado de Paul B. Preciado que expresa con rotundidad: "Esta exposición se afirma como apátrida en el doble sentido: cuestionando el vínculo con "la patria", pero también con las geneología colonial y patriarcal que ha construido el museo de Occidente y que ahora pretende destruir Europa". Sí, naturalmente que también se pueden organizar grandes eventos artísticos con el único argumento, "no artístico", de "esto es lo que está pasando, os guste o no".
Muchos y muchas se preguntarán: ¿Pero lo que afirma este filósofo es "arte"?. Pues miren sí, y lo que ustedes piensan que lo es pues también es arte, desde luego. Y su cuerpo, aunque les parezca "increíble" también es "arte". Como el mío, por descontado, en una incuestionable realidad biopolítica, que diría Foucault. Pensamiento el suyo, por cierto, que está muy, pero que muy presente en esta compleja, entrañable, rara, noble y melancólica Documenta. ¿Y la belleza, entonces? Ay, la belleza..., eso se queda para las distancias cortas y juegos sensuales de los humanos, ya póstumos de nosotros mismos que dijo un amigo filósofo de Richard Wagner que también quería ser griego (o mejor:"helénico"), mientras Wagner únicamente quería ser teutón y solo teuton. Acabaron fatal, claro.

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