miércoles, 24 de agosto de 2016

Un nuevo centro de arte emerge de la ruina industrial de Valencia

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Antigua fábrica de Bombas Gens que la Fundació per Amor a l'Art está convirtiendo en un centro de arte y social. MANUEL BRUQUE (EFE)
"Nadie se imagina cuando pasa por la avenida de Burjasot que detrás de esa tapia haya esto", comenta el arquitecto Eduardo de Miguel. Lo que hay detrás de un anodino muro de ladrillo es la segunda fachada de la antigua fábrica de Bombas Gens, una joya de la arquitectura industrial en estilo art decó casi enterrada por el tiempo y el abandono a la que la familia de Susana Lloret y José Luis Soler, impulsores de la fundación Per amor a l'art, están convirtiendo en un potente centro de arte contemporáneo y al mismo tiempo en un lugar que atenderá a niños en riesgo de exclusión social en un barrio humilde de Valencia. La inversión ascenderá a cerca de nueve millones de euros.
Las obras dirigidas por De Miguel, cuyo avance se ha mostrado este viernes a la prensa, concluirán, si no hay contratiempos, en el primer trimestre de 2017. La parte artística ha contado con la supervisión de Vicent Todolí, ex jefe artístico del IVAM y exdirector de la Tate Modern de Londres, y al frente de la misma estará Nuria Enguita. Ni para los trabajos de rehabilitación ni para el mantenimiento del centro está previsto que se reciban subvenciones.
Soler es uno de los fundadores del Grupo Ubesol, interproveedor de Mercadona y productor de algunos de los artículos que se venden bajo la marca Deliplus y Bosque Verde.
La fábrica de bombas hidráulicas levantada en los años treinta fue obra del arquitecto valenciano Cayetano Borso di Carminati, el mismo que diseñó el edificio Rialto, sede de la Filmoteca de Valencia. Los propietarios la compraron el año pasado por cerca de tres millones de euros después de que sus anteriores dueños, que la adquirieron a los herederos del fundador, planeasen dejar la fachada y tirar abajo el resto para construir un centro comercial y un hotel.
El proyecto que explica ahora Lloret es muy distinto. Está a medio camino entre el mecenazgo artístico y una iniciativa social filantrópica. La familia va a destinar otros seis millones de euros en una reconversión que tiene como objetivo la "recuperación del conjunto", explica De Miguel.
El meticuloso trabajo incluye el "reciclaje de material original", el mantenimiento de las cubiertas, y la recuperación de las estructuras metálica y de madera (pino americano), así como de parte del suelo. Y también un proceso de "arqueología industrial" que permitirá salvar los hornos de fundición de metal de nueve metros de altura, los antiguos tanques de combustible o la antigua caja de caudales de Bombas Gens.
El inmueble está en proceso de catalogación como bien de relevancia local, tiene 4.000 metros cuadrados construidos sobre una parcela de 6.200 metros cuadrados y dos fachadas porque el arquitecto lo diseñó en función del planeamiento del momento de la ciudad, que preveía una ampliación de la calle Reus que no llegó a realizarse. El alcalde de Valencia, Joan Ribó, expresó su apoyo al nuevo proyecto este verano visitando las obras.
La parte dedicada al arte, que se llamará Bombas Gens Centre d'Art mostrará la colección de la fundación, compuesta por 1.300 obras de un centenar de artistas. Entre ellos figuran los fotógrafos japoneses Shomei Tomatsu, Daido Moriyama, Eiokoh Hosoe, Akira Sato y Nobuyoshi Araki, autores que desarrollaron su obra después de la Segunda Guerra Mundial. También consta de fotografías clásicas, como las de la norteamericana Imogen Cunningham, nacida a finales del siglo XIX.
Enguita ha adelantado que habrá presencia de otras artes plásticas, intercambios con centros nacionales e internacionales y no será un lugar al que solo ir "a ver", "habrá películas, performances, conversaciones". La directora ha afirmado que el objetivo es que "una institución de origen privado permita un acceso público entendiendo el arte como una función social que aporte estrategias de conocimiento del mundo y aproveche el potencial creativo".
El centro de día estará orientado a niños del barrio, 36 chicos que llegarán seleccionados por los servicios sociales. "Lo primero que hicimos fue preguntar qué hacía falta", ha explicado Lloret. La respuesta fue que para empezar un comedor, porque cuando empiezan la secundaria muchos chicos del barrio pierden ese servicio en los centros públicos. El espacio funcionará de ese modo sobre todo desde la hora de comer y por las tardes, ofreciendo apoyo psicopedagógico y educativo a los chavales con el objetivo de "darles una oportunidad".
El conjunto del proyecto "surge del afán o de la necesidad de devolver. De compartir desde lo que tenemos más fortuna a los que tienen menos", señala Lloret. También habrá una zona dedicada al apoyo a la investigación de la enfermedad de Wilson.
El espacio conectará la antigua vivienda de los Gens, adyacente a la fábrica, mediante la "eliminación de elementos impropios" porque fueron construidos en décadas posteriores. Habrá también una zona ajardinada que servirá al mismo tiempo como otro espacio expositivo.

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