martes, 15 de diciembre de 2015

La frustrada y ruinosa exposición de Morquillas







La exposición de Morquillas pasará a la historia del Museo de Bellas Artes de Bilbao como la más complicada y accidentada. Tanto, que de vez de celebrarse en sus salas terminó en los tribunales, de los que salió ayer con una sentencia que obliga al artista a pagar 111.000 euros adelantados por la pinacoteca para la producción de su muestra 'Morquillas, L'air du temps', además de los intereses legales y de las costas procesales. 
El Juzgado de Instrucción número 11 de Bilbao da la razón al museo en todos los extremos de la demanda que interpuso por incumplimiento de contrato. Pero la versión sigue sin convencer al abogado de Morquillas, Jon Ezquerra, que recurrirá la sentencia dictada por la jueza Nerea García Ormaza, ya que «no se ajusta a los hechos». 
La cronología de la disputa entre el centro artístico y el creador, uno de los más destacados e iconoclastas en el País Vasco desde los años setenta, compone un rosario de malentendidos, roces y encontronazos. En noviembre de 2004 las dos partes firmaron un acuerdo para la producción de la muestra con obra original, a la que se asignó un presupuesto de 102.000 euros, más 60.000 para la creación y edición del catálogo. En esta exposición, el artista planeaba combinar los más sencillos collages con obras muy complejas, y con una instalación de 3.000 piezas en el corredor que comunica la parte antigua y la moderna del museo.
Morquillas se quejó en agosto de 2006 de que la aprobación previa de los presupuestos de los proveedores por parte del museo retrasaba su dinámica creativa, al tener que esperar para recibir los materiales a tiempo. Desde agosto de ese año y hasta noviembre, fecha en que se quería inaugurar la exposición, la pinacoteca había alquilado un taller para que el artista trabajara. 
Morquillas solicitó un aplazamiento y el museo fijó la nueva fecha de la apertura en marzo de 2007. En enero de ese año Morquillas pidió una nueva demora, ya que deseaba cambiar algunas partes del proyecto, sobre todo la denominada 'Sección de joyería'. Ante ello, el subdirector de Actividades Artísticas del museo, José Julián Bakedano, exigió una redacción explícita de esos cambios, a la que el artista se negó alegando que retrasaría su trabajo. 
Más dinero
El siguiente problema saltó cuando Morquillas quiso incluir cucarachas vivas y 3,5 toneladas de huesos de vaca en el montaje, lo que obligó al museo a arrendar un nuevo local para guardar estos materiales en unas condiciones sanitarias óptimas. 
Después de fijar la última fecha para la inauguración en octubre de 2007, el artista pidió 25.500 euros más para «necesidades inmediatas» y un almacén de 700 metros cuadrados, preferiblemente en zona rural, para que los huesos se blanquearan en el exterior. Al mismo tiempo, desechó un espacio en Loiu propuesto por el museo, donde aún hoy permanecen diversos materiales de la muestra fallida. 
La pinacoteca suspendió definitivamente la exposición el 4 de julio de 2007 y también el contrato que le unía con el artista. En opinión de Morquillas, los motivos de la ruptura estuvieron en los contenidos críticos de sus obras, censurados por el director del centro, Javier Viar. La jueza no ha encontrado pruebas de esta censura y ratifica la versión de los hechos esgrimida por el museo. Además, acepta las cantidades a devolver propuestas por la pinacoteca, que se desembolsó 94.900 euros para la producción de la obra, 10.000 para un catálogo que nunca se terminó y 6.700 para el comisario.
El abogado del museo, Jon Artatxo, subrayó ayer el hecho de que la sentencia recoja los intentos por parte del centro de resolver el caso fuera de los tribunales, lo que no llegó a fructificar.

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