R. Murray Schafer, autor de The Tuning of the World (The Soundscape), título de referencia en el ámbito de los estudios dedicados al sonido y la escucha, destaca el papel central de la arquitectura en la constitución del canon musical occidental. Asegura Schafer que "se podría escribir una historia de la cultura musical europea en términos de paredes. De este modo, no sólo se demostraría cómo la acústica de las salas de conciertos ha sido clave en la configuración de la armonía, el ritmo y el timbre sinó, también, cómo la dimensión social de la música en Occidente se asienta sobre su separación originaria de la vida diaria". Para Schafer, el auditorio funciona como una tecnología de control basada en la prescripción de silencio y la minimización de la resonancia; un dispositivo disciplinario del que se deriva un régimen de escucha muy específico.
En sentido contrario, señala el teórico británico Steven Connor, muchos de los trabajos característicos de esto que hoy denominamos “arte sonoro” se sirven de múltiples estrategias para introducir en el interior de museos y galerías sonidos extrínsecos a estos espacios. Estos lugares, proyectados desde una lógica eminentemente visual, se ven inevitablemente alterados cuando uno o más sonidos resuenan en su interior. El elemento sonoro, con su carácter de acontecimiento, subvierte el espacio del museo a través de su temporalización, activándolo y tensionándolo de un modo particular.
A medio camino entre la ejecución musical y ese otro tipo de prácticas que, para Connor, serían las propias del "arte sonoro", el ciclo Resonancia: conciertos para otra escucha en el Museo Reina Sofía consta de una serie de acciones que su comisario, José Luís Espejo, describe como "intervenciones sonoras para un lugar específico". Programadas fuera del auditorio y prescindiendo de cualquier tipo de amplificación, estas acciones proponen diversos modos de hacer sonar —de activar— la arquitectura. Todas ellas se basan en procedimientos radicalmente distintos a los de un concierto convencional y tienen como objetivo la exploración de los ecos y las resonancias —sonoras e históricas— del edificio Sabatini.
La interpretación de la composición Occam 1 de Eliane Radigue a cargo del arpista Rhodri Davies (10 de junio), la Performance para palmas y sala de Itziar Okariz (17 de junio) o Mobile, una obra para percusión y cuatro intérpretes en movimiento de Albert Bernal (24 de junio) son las tres propuestas del programa que todavía quedan por delante. Estas acciones se basan en metodologías y procedimientos muy distintos. Todas ellas, sin embargo, parecen situarse en una zona donde la música confluye y se confunde con ese "otro" o "alteridad" que se opone a ella y la resignifica desde fuera. Esto es, un "arte sonoro" que (casi siempre) incorpora el espacio como elemento constitutivo y articulador de su planteamiento discursivo.
El Sónar acogerá RGB|CMY Kinetic, una sofisticada obra audiovisual desarrollada por el colectivo alemán ART+COM y el músico islandés Ólafur Arnalds, que proponen una experiencia musical "expandida" que se basa en el diálogo entre sonido, luz y color. La "resonancia" entre el régimen sonoro, el espacio y la imagen está también muy presente en el proyecto Senses of Place que Barbara Held y Yapci Ramos han comisariado en el marco del Loop. Repartido entre diversos lugares del edificio del Reial Cercle Artístic, este "entorno de creación colectiva" incluye una selección de vídeos, una instalación sonora interactiva de Wolfgang Gil y la exposición An Inmanence of Nature, en la que se presentan diversos trabajos de Richard Garet, sin duda, uno de los artistas más interesantes en el ámbito de la creación sonora contemporánea a nivel internacional.Durante este mes de junio, dos importantes citas en Barcelona incluyen también diversas propuestas relacionadas con la creación sonora: los festivales Sónary Loop, que este año dedica toda una línea de su programación al sonido bajo el título Beyond the Image: Sound. Incluida en el programa de ambos festivales, destaca la instalación Transient Senses de Alex Arteaga (hasta el 21 de junio). Desarrollada en el marco del proyecto de investigación Architecture of Embodiment de la Berlin University of the Arts, esta intervención examina la particular dimensión sonora del Pabellón Mies Van Der Rohe y propone un sutil diálogo entre cuerpo, escucha y espacio.
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