Nacida en marzo de 1940 en Elkins Park (Pennsylvania, EEUU), comenzó a observar a través del objetivo con nueve años. Una pasión precoz que la acompañó durante toda su vida. Era una de las fotógrafas más respetadas y su trabajo de retratos de diferentes culturas alrededor del mundo se convirtió en un icono de la fotografía documental y en un ejemplo a seguir para las generaciones más jóvenes.
Era la número uno de las 'cheerleaders' en su instituto. Se graduó en Historia del Arte en la Universidad de Pennsylvania y luego realizó un máster en fotoperiodismo. "Desde el primer momento en que hice fotos de las calles de Filadelfia, me enamoré", confesó en una entrevista con 'Inquirer' en 1988. "Era emocionante la idea de estar en la calle, girar una esquina y toparse con algo que ver. Era un sentimiento muy agradable. La fotografía se convirtió en mi obsesión", dijo entonces. Y nunca dejó de obsesionarla.
A mediados de la década de los 60 se mudó a Nueva York y empezó a captar imágenes de los movimientos de oposición a la Guerra de Vietnam, del movimiento de liberación de la mujer y otras manifestaciones. Centró su mirada entonces en los temas sociales, como la pobreza, la drogadicción, la prostitución, la soledad... Luego comenzó a viajar y a descubrir otras culturas que la fascinaron y a las que dedicó muchos carretes. Más tarde, se convirtió en una fotógrafa de rodajes. Pero todas esas facetas mantenían su estilo intacto.
Ha publicado 18 libros. Su obra se ha expuesto en muchos países y ha recibido multitud de galardones, como el Cornell Capa Award, el Infinity Award for Journalism o el Premio a la Fotógrafa del año por los Amigos de la Fotografía, entre otros muchos. Sus fotos han ilustrado páginas de Vogue, New York Times Magazine, Vanity Fair o Rolling Stone.
"Busco el humor, la ironía, la intensidad... Todas aquellas emociones que hacen de una foto una buena foto". Así de fácil. Así de difícil. Son las palabras que utilizaba para explicar su trabajo.
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