domingo, 28 de febrero de 2016

ARCO, las verdades y los mitos sobre el arte actual



Carlos Urroz, director de ARCO
Carlos Urroz, director de ARCO 
 EP 
Que haya ventas en ARCO no significa que el mercado español de arte actual vaya viento en popa. Que una feria sea el mejor entorno para comprobar las tendencias del arte actual en nuestro país es muy discutible. Y que en España hay buenos coleccionistas, no exageremos. Desmontemos algunos mitos del mercado español del arte actual. 
En El mito de Sísifo, Albert Camus reflexionaba sobre la inutilidad de la vida humana tomando como referencia la condena que sufrió el personaje de la mitología griega que da nombre al libro, castigado a empujar, montaña arriba, un peñasco gigante que, al alcanzar la cima, caía, obligando al reo a subirlo de nuevo en un bucle sin fin. Más o menos lo mismo nos contaba El día de la marmota. Y año tras año, esta sensación de déjà vu nos invade de nuevo cuando llegan las fechas de ARCO, la feria internacional de arte contemporáneo de Madrid. Porque, a propósito de ella, nos cae el pedrusco sobre la salud del arte actual, un debate en el que suelen repetirse siempre los mismos argumentos, las mismas cuestiones, incluida, claro, esa de cuánto de arte tienen las obras expuestas y cuánto de mero artificio -el tema suele sacarse cuando alguna pieza se vende por cantidades que se consideran demasiado estratosféricas-.  
ARCO cumple este 2016 nada menos que 35 años. Nació como un apéndice más de la movida madrileña, y se dispone a conmemorar estas tres décadas y media con una edición especial, entre el 24 y el 28 de febrero, cuyas mayores bazas las constituyen la exhibición de las obras, además de por IFEMA, por el Museo Nacional del Romanticismo, el Arqueológico Nacional o el Espacio Tabacalera, además de una mayor apuesta por los talentos emergentes o la apertura de una sede en Lisboa. Con ayuda de artistas y algún crítico, vamos a repasar los lugares comunes que hemos apuntalado, edición tras edición de ARCO, en estos debates en torno al mercado del arte actual, y a someterlos a un test de veracidad.
¿Mercado en ascenso?
Vamos a contar mentiras. Algunas, más claras que el agua de aquel vaso de una instalación de Wilfredo Prieto que se vendió por 20.000 euros, con lo que tantas vestiduras se rasgaron. Pero también verdades. La artista conceptual Patricia Dauder comienza por advertirnos contra lo que para ella es una falsedad que estamos asumiendo, y expresa en estos términos: “El entusiasmo en público y ventas durante ARCO es un síntoma de la buena salud del mercado del arte en España”. No lo es. Al menos, no en estos años de crisis. Los organizadores de ARCO, sin aportar cifras de venta concretas, han asegurado en sus entregas más recientes que observan un sustancioso aumento de ellas. En cambio, en España, la aceleración del mercado del arte en general, respecto a los años previos a la crisis, está resultando mucho más lenta que en el ámbito internacional, donde marcha ya al galope. En España, el subidón de ARCO es solo un oasis. De la publicación El mercado español del arte en 2014, editada por la Fundación Arte y Mecenazgo, se deduce que movió 336 millones de euros, solo nueve millones más que en 2012, y lejos de la tendencia de crecimiento de más de 1.000 millones en los principales países del mercado global, donde España representa solo el 1%.
 
 
 
 




Con todo, nuestro país tuvo en 2013 un superávit comercial en materia de arte de 63 millones de euros, gracias al aumento de la exportación de obras de arte. Se ha invertido la tendencia de los últimos años, cuando las importaciones eran mucho mayores que las exportaciones. Pero, para robustecer nuestra posición, la Fundación Arte y Mecenazgo apuesta en el mencionado documento por, entre otras vías, ferias tipo ARCO, que “siguen siendo fundamentales para el negocio de las galerías”, y “demostraron ser un instrumento decisivo de internacionalización”, asegura. Lo malo, para Patricia Dauder, es que, en contra de lo que se podría pensar, “una feria no es el mejor contexto para ver y conocer el trabajo de artistas”. 
Cultura de coleccionismo
Por otro lado, uno de los lamentos que suelen expresarse a propósito del mercado del arte contemporáneo español es la falta de cultura de coleccionismo en nuestro país. Cunde la idea de que no abundan grandes coleccionistas, y de que buena parte de quienes lo son, sucumben a la tentación del arte no porque lo amen, sino por simple postureo. Con todo, Daniel Canogar, fotógrafo y creador audiovisual, uno de los artistas españoles con más proyección internacional y que participa en este ARCO 2016, mantiene para bez.esque no es cierto que “en España no haya coleccionistas serios”. Lucía Sanromán e Irene Hoffmann, Chris Sharp y Juan Canela, Javier Hontoria, María y Elena del Corral o Juana de Aizpuru, son algunos grandes coleccionistas/comisarios que operan en nuestro territorio, y podremos ver sus apuestas en ARCO 2016.
 
 
 
 




Son muchas las voces que afirman que ayudaría a subvertir esta situación que se estableciese una ley o sistema de mecenazgo, más allá de las rebajas fiscales que aprobó hace unos meses el hoy Gobierno en funciones. Así, la Fundación Arte y Mecenazgo calcula en su mencionado informe que en 2013 la contribución fiscal del comercio del arte alcanzó los 270 millones de euros, y explica que “tanto los galeristas como las casas de subastas comentaron que, para el comercio español de arte, era fundamental intentar impulsar la actividad de coleccionismo en el ámbito nacional, y también que la falta de interés por el arte en gran parte de la sociedad española era palpable. Aunque algunos admitieron que sus coleccionistas privados más serios habían reanudado sus compras en cierto grado, muchos afirmaron que no existía esa reactivación entre los compradores públicos e institucionales”.
Lo que Canogar sí da por válido es nuestra creencia de que “el arte es mucho más grande que el mercado el arte”. Un convencimiento que se alinea con lo expresado Miguel Ángel García Vega, periodista especializado en arte contemporáneo, en el documento de la Fundación Arte y Mecenazgo en relación con el empleo de los artistas actuales. “Bruselas, a través de su oficina de elaboración de estadísticas Eurostat, cuenta que en España hay 25.950 creadores. Da igual que el dato se más o menos preciso. Las preguntas, sin respuestas, son otras. ¿Cuántos logran vivir de su trabajo? ¿Y cuántos lo hacen con dignidad? La precariedad se desparrama como un bálsamo extendido por un dios negligente. Y la falta de una Ley de Mecenazgo y un ‘IVA Cultural’ se deja sentir”, afirma.
El arte transgresor
También sobre el mismo concepto de arte actual hay controversia. ¿Aporta cosas nuevas?¿No hay nada nuevo bajo el sol? ¿Hay demasiado teatro? La artista Pilar Albarracín, una de las artistas más controvertidas e irónicas del panorama nacional, ve una certeza y un progreso en ellas: Es verdad que hay un tipo de arte que funciona como un pequeño terremoto intelectual, existencial y social que hace que nos cuestionemos las verdades establecidas por las tradiciones y nos ayuda a desacralizar nociones que se han presentado históricamente como verdades indiscutibles”, mantiene esta creadora que en su obra suele trenzar el folclore y el discurso de género, y por cierto desmiente que “en el mundo del arte hoy las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres”.
 
 
 
 

El filósofo y crítico Fernando Castro Flórez, autor de libros como Mierda y catástrofe. Síndromes culturales sobre el arte contemporáneo, llama nuestra atención sobre el efecto que tienen las críticas de arte en las ventas. "Una galerista de cuyo nombre (ahora) no quiero acordarme me dijo que gracias a un crítica mía ultra-negativa se vendieron todas las piezas. No me lo creo porque eran tan malas que ni con una mentalidad perversa-polimorfa se podría asumir el destino de convivir con tales abominaciones. Supongo que la señora, en su furia contra mi incontinencia, quería decirme, a la manera ‘canónica’, que estaba persuadida de aquello del ‘mejor que hablen de mí, aunque sea mal", recuerda.
Y ya que hablamos de esto, ¿tan exagerados son los precios del arte en España? Pues, al menos, se mantienen muy por debajo de la media europea. De acuerdo con la Fundación Arte y Mecenazgo, el 63% de lo vendido en 2014 en subastas en España, y el 68% en galerías de nuestro país, fue por menos de 3.000 euros. ¿Y son las nuevas generaciones de artistas las que más venden? Ni de lejos. Los grandes maestros siguen captando gran parte de la atención. “El mercado español se mueve al son de sus propios himnos. Pocos artistas vivos españoles alcanzan precios reseñables o, sencillamente, tienen segundo mercado. Es decir, reventa en subasta. Manolo Valdés, Miquel Barceló, Juan Muñoz junto a Jaume Plensa forman parte de este grupo de los elegidos del dinero. En una segunda derivada, en cuanto remates, estarían Juan Uslé o Cristina Iglesias. Pero poco más. Una situación que se ha agudizado tras el fallecimiento en 2012 de Antoni Tàpies”, cuenta García Vega.
Sobre las intenciones de los artistas que hoy copan el mercado, Castro Flórez nos aporta otra verdad: "Es cierto que un galerista (bastante indocumentado, lo cual puede ser un pleonasmo) fue hasta el Museo de Filadelfia y mantuvo una distancia ‘prudencial’ frente a Etant Donnes de Duchamp. Dicen que dijo (esto no está confirmado) que era ‘una obra de categoría’. En vez de ponerse en plan voyeur transformó la puerta inquietante en una pieza ‘informalista’ al estilo Lucio Muñoz. Parece ser que los malvados artistas que permitieron ese ejercicio de ‘torrijez’ le contaron luego ‘lo que se había perdido’. El interfecto se quedó más ancho que pancho". 

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BLANCA ORAA MOYUA

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