Costa Rica ha anunciado su retirada de la Bienal de Venecia, que abrirá sus puertas el próximo 9 de mayo. La embajada del país centroamericano comunicó la decisión en una carta, a través de la responsable de relaciones internacionales, Ileana Ordóñez. Según explicó la diplomática a EL PAIS, el abandono de Costa Rica se debe a la decisión del comisario responsable del proyecto expositivo del país, Gregorio Rossi, de organizar una colecta entre los propios artistas para cubrir los gastos, que él calcula en 200.000 euros, según explicó la diplomática a EL PAIS.
En principio, Costa Rica aceptó de buena fe el proyecto de comisariado de Rossi, historiador del arte de origen toscano, según relata Ordóñez. Sin embargo, el idilio no duró. “Cuando me enteré de que no había un patrocinador oficial y de que Rossi pedía dinero a los artistas, decidí que era mejor retirarnos”, afirma la diplomática. Rossi se mueve en el mundo artístico costarricense como pez en el agua desde hace décadas y para esta ocasión apostó por el tema de la paz. En tan solo diez días, bajo el título Costa Rica, país de paz,reunió 50 artistas dispuestos a aportar cada uno una cuota de participación de 5.000 euros y exponer en el pabellón costarricense obras en torno al tema escogido. Entre los seleccionados figuran nombres célebres, como Dario Fo. La cuota del premio Nobel italiano la cubre el mismo Rossi.
El comisario defiende a este diario haber contado con poco tiempo para escoger una sede digna de un pabellón nacional y, a su juicio, no demasiado cara. Así, contrató uno de los edificios nobles más encantadores de la laguna: el Palacio Bollani, cerca de la Plaza de San Marcos y del Arsenal. En palabras del comisario toscano, el costo total de 200.000 euros incluye 80.000 euros del alquiler del edificio durante los siete meses de la kermés, así como el catálogo, azafatas, fiesta de inauguración y vigilancia. Rossi considera el cobro de los artistas como “una colecta para autofinanciar el pabellón", a falta de un patrocinador. El comisario añade que “los más jóvenes no aportan ninguna suma o apenas 3.000 euros. No es la primera vez que los artistas pagan, porque todos quieren exponer en la Bienal”. Aunque Rossi acabó recibiendo una oferta del artista Umberto Mariani para quedarse con todo el primer piso del Palacio Bollani. “Es inaceptable. Tal monto no forma parte de la colecta”, comenta el comisario, quien no se detiene con la retirada de Costa Rica: expondrá la obra de sus 50 escogidos, bajo el tema Artistas en Venecia, contra la guerra.
El aumento de los escogidos por Rossi hasta 50 artistas ha sido otra de las motivaciones de Ordoñez para abandonar la Bienal. En principio, aclara, se pensó en incluir -sin pagar un euro- la obra plástica de tres costarricenses reconocidos, como Rafael Otón Solís, Rolando Faba y Rosella Matamoros, junto con la de otros 10 italianos. Pero, el número crecía y crecía, y “al final la lista llegó a 50. Un gentío. Si se multiplica la cuota de 5.000 euros por 50, el resultado es 250.000 euros. Rossi se metió en un sueño demasiado grande, en una aventura quijotesca, desde el punto de vista económico, insostenible”, comenta Ordóñez al teléfono, con la voz quebrada.
La noticia del retiro de Costa Rica de la próxima Bienal ha sido recibida en la sede de la institución con cierta impotencia y rabia. La edición 2015 de la Bienal de Artes contará por tanto con 89 participaciones nacionales, en vez de las 90 previstas. En un comunicado, su presidente, Paolo Baratta, aclara la autonomía de las intervenciones oficiales. “Desde siempre las participaciones oficiales de los países en las muestras de arte y arquitectura son gestionadas con total autonomía por los países que hacen una solicitud oficial a través de un gobierno o un autoridad diplomática. La relación con la Bienal se desarrolla en modo respetuoso por el hecho de que se trata de autoridades representantes de estados soberanos”, se lee en el documento. Y en relación con los aspectos organizativos de la participación de los países, como la selección del comisario, del curador, del proyecto expositivo, la modalidad de selección de los artistas y de la sede, “la Bienal no interfiere, dejando plena autonomía”, aclara Baratta.
Costa Rica, al igual que el resto de los países que carecen de un pabellón oficial, se las apaña para buscar una sede. Pero Venecia es una de la ciudades más caras del mundo y además, de mayo a noviembre, se transforma en el epicentro del arte. En toda la laguna se alquilan iglesias, conventos, hoteles, palacios y hasta escuelas. Según la posición del inmueble y su estado de conservación, los precios de alquiler pueden oscilar entre 15.000 y 40.000 euros al mes.
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