Entrada del Pabellón español de la Bienal de Venecia.
Dalí estará sin estar. Martí Manen lleva tiempo analizando las muchas maneras que puede hacerse una exposición sin exposición. Sin ir más lejos, convirtió el catálogo de la muestra Contarlo todo sin saber cómo (CA2M, 2012) en una novela, cuyos personajes eran los propios artistas de la exposición. Tras propuestas como la de Lara Almarcegui, que representó a España en 2013 y la de Dora García en 2011, que de por sí ya desmontaban la propia idea de pabellón clásico, Manen piensa que es momento de pensar nuevos formatos para Venecia. Para empezar, en su pabellón, Dalí aparecerá a través de tres voces que comparten esa misma complejidad en cuanto a su relación con el género y la mirada al objeto. El comisario da más pistas: "El proyecto empieza con un hálito de Dalí, allí estará pero no con obra sino como sujeto. Una de las palabras clave en todo el proyecto es potencia. De la potencia del sujetopasamos a otros tres que destacan por su potencia como son Cabello/Carceller, Francesc Ruiz y Pepo Salazar".
El pabellón será un diálogo temporal, como un boomerang, un viaje de ida y vuelta. Cada uno de los artistas trabaja sin una referencia directa a Dalí aunque siempre está latente: "Francesc Ruiz con la idea de desmantelar las publicaciones y los quioscos como lugar de intercambio cultural y casi sexual (pensando en Dalí y su Dalí News o su colaboración con Vogue, por ejemplo). Cabello/Carceller acercándose a la complejidad de la construcción de la identidad y dando vueltas a un sujeto cercano a Dalí como es Amanda Lear, algo así como una pareja paralela de Dalí cuando Gala estaba con otros chicos. Amanda Lear, de quien siempre se ha dudado si era una persona transgénero. Y Pepo Salazar, presentando un trabajo basado en la atomización, en el desmantelar el sistema de necesidad de novedad en arte. Dalí trabaja mucho con la idea de lo atómico vinculado a la libertad creativa. Salazar ofrece dureza y algo que se mueve entre el objeto, los objetos y las imágenes", añade el comisario.
La idea es acompañar las propuestas con varias voces más, como las de Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, o Vicente Todolí, director del Hangar Bicocca de Milán. En formato entrevista, uno de los preferidos por este comisario, dará aún más eco a la voz aparentemente silente de Dalí.
En un momento de crisis como éste, el comisario aboga por un cambio de ritmo: "ir a un pasado para ser revisado desde un presente como algo presente. ¿Y por qué un pabellón convertido en exposición colectiva? ¿No están ya los museos para eso? ¿Por qué no la apuesta por un sólo nombre? "Que sea un pabellón colectivo nos aleja de una idea de celebración o de premio. Me interesa que sea un pabellón en el que ver, no tanto en el que reconocer un nombre conocido", explica.
El retraso en el anuncio del pabellón español juega en contra. Pendiente estaban especialmente los tres comisarios elegidos para presentar un proyecto para la 56 Bienal de Venecia, dirigida por Okwui Enwezor y titulada All the World's Futures. Gerardo Mosquera, Juan de Nieves y el propio Manen llevaban días nerviosos. Nadie recuerda un estancamiento político tal en un asunto relacionado con la Bienal. Porque el tema ha sido político. Tras un silencio más que incómodo por parte de AECID y el Ministerio de Exteriores, de quien depende la elección del pabellón, la resolución de hoy da de margen apenas cinco meses para elaborar los proyectos. "El tiempo de espera ha sido duro, no nos vamos a engañar", reconoce el comisario. "Para todos los participantes, los que han salido y los que no. Entiendo que es complicado poder tejer un proyecto de este tipo y ahora estoy seguro de que vamos a tener todo el apoyo para que salga lo mejor posible. No tenemos mucho margen de maniobra, así que será el trabajo común lo que permita que salga todo bien".
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